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“El debate mostrará que la barra ya es sumamente baja”

By junio 27, 2024 No Comments

ATLANTA, Georgia- El intenso sol de verano que llevó el termómetro hasta los 37 grados en Atlanta no detuvo a Anne Dodson para salir a tomar su caminata de media tarde. Con lentes oscuros, el cabello rubio amarrado en una cola de caballo, shorts y una playera rosa sin mangas, pasea frente al estadio de basquetbol del Instituto Tecnológico de Georgia, donde este jueves se llevará a cabo el primer debate presidencial entre el actual mandatario Joe Biden y Donald Trump . Dodson, de 57 años y empleada en un centro de logística, mira hacia las vallas que cierran el paso de los autos hacia el estadio y niega con la cabeza. Para ella, lo que ocurre esa tarde es, más que nada, un estorbo para su rutina, especialmente porque ya tiene claras sus preferencias.


“Trump”, dice de inmediato cuando se le pregunta quién cree que ganará el debate y la presidencia. “Biden no está en condiciones de nada, el país se ha debilitado por su culpa, al menos con Trump mostrábamos fuerza”. Para alguien que se considera apolítica, Dodson tiene opiniones para prácticamente todo. ¿La economía? Un desastre, todo es más caro. ¿La profunda división en el país? Culpa de los demócratas. ¿China? El aliado secreto de Biden. ¿La guerra en Ucrania? Un desperdicio de dinero. Con los lentes en una mano y secándose el sudor del cuello con la otra, asegura que Estados Unidos no tiene un líder fuerte e incluso Trump no es suficiente ya. “No sé si es hacer a Estados Unidos grande otra vez”, comenta. “Pero estoy segura que no vamos por el camino correcto”. Georgia, sede del debate y uno de los estados que podría definir la elección del 5 de noviembre, se decantó por Biden en los comicios de 2020. Hace cuatro años, aún en la Casa Blanca, Trump presionó al gobernador del estado para “encontrar los votos” necesarios y revertir el resultado de la elección, una acción por la que enfrenta cargos criminales. Dodson se despide con un leve movimiento de mano y a unos pasos rechaza hablar con Bob Kunst, un hombre sexagenario oriundo de Miami, que ha viajado a Atlanta para instalarse lo más cerca posible del debate con dos sillas plegables y dos grandes letreros en los que se lee: “Encarcelen a Biden” y “El Debate. Trump a favor de Israel. Biden a favor de Hamas”. Si esa parafernalia no fuera suficiente para revelar sus preferencias políticas, sus calcetines rojos con la frase “Make America Great Again”, lo desnudan.


Kunst asegura que irá a por lo menos a 100 eventos donde esté Trump para propagar su mensaje de que el exmandatario es el único que puede resolver el conflicto que, según él, amenaza la existencia misma de Israel. “Biden no ha hecho más que estar de lado de los islamistas nazis que buscan la erradicación de los judíos”, afirma. “Pero Biden ha mostrado abiertamente su apoyo a Israel y enviado recursos económicos y militares”, se le rebate. “No”, dice en voz tan baja que resulta difícil escucharlo con el paso de los pocos autos en la avenida. “Fue el Congreso republicano el que aprobó los apoyos, Biden no”. Kunst detiene sus imprecisiones y teorías conspirativas solo cuando escucha que Expansión es un medio mexicano. “¡Ah México!”, exclama mostrando nuevamente su gorra azul con una menorah y la playera blanca con la bandera de Israel. “Acaban de elegir a su primera presidenta judía, es una gran noticia”. “Ella no es practicante de la religión”, se le dice. “No importa”, asegura. “Se es judío siempre”. Más relajado, Kunst menciona que el debate de esta noche será la prueba de que Biden no puede seguir al frente de la nación más poderosa del planeta. Solo Trump puede corregir el rumbo. A unas calles de ahí, James Robinson, un joven de 22 años, porta shorts y una playera azul que lee “Kindness Wins 2024” (La amabilidad gana). Músico aspirante y activista, se planta frente a un restaurante en una zona popular del centro de Atlanta para recordarle a la gente que mientras Trump y Biden debaten, la división política en Estados Unidos ha levantado un muro entre las familias del país y temas como el suicidio infantil, que se ha incrementado en los últimos años, han quedado de lado.


“No tengo una preferencia política más allá de que nos podamos sentar nuevamente a platicar de los temas que realmente importan”, dice con la cabeza en alto y colocando las manos sobre su pecho. “Mientras ellos hablan en un podio, ¿quién habla por quienes sufren todos los días?”. Robinson se identifica como liberal. Para él, Estados Unidos debería abrir las puertas a los migrantes y el gobierno tendría que enfocarse en reducir el costo de la vida, que se ha convertido en una carga para millones de personas. “No alcanza para una mierda, mira alrededor”, dice señalando los modernos edificios de la zona. “Una renta antes era de 800 o 900 dólares, ahora es de 1,400 o más, se sufre, la gente sufre, es duro mirar dónde estamos ahora”. Por el Tecnológico de Georgia corre Julia Castanet, una asesora corporativa, que lleva una gorra con la leyenda “Kennedy 2024”. Robert Kennedy Jr., sobrino del expresidente John F. Kennedy, es el tercer candidato ausente esta noche del debate. “Es bueno que no esté Kennedy en el debate, muy positivo”, asegura Castanet con una sonrisa. “El debate mostrará que la barra ya es sumamente baja para ser presidente de Estados Unidos y que tanto Biden como Trump son unos incompetentes, la gente volteará a una tercera opción”. Nunca en la historia reciente del país un candidato presidencial independiente ha logrado acercarse a la Casa Blanca y, aunque Kennedy es un apellido de gran abolengo político en Estados Unidos, su familia apoya abiertamente a Biden. Para Castanet eso no importa, la política tradicional es un asunto del pasado y cada vez más votantes esperan respuestas en otro lado. “Es bueno que la gente vea el debate, sin duda, ojalá lo hagan”, dice. “Y terminando, los esperamos de este lado para votar por alguien más”.

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